El entierro encantado
Ahora años, cuando salían los entierros, nosotras nos íbamos a mirar, porque cuando eso si se veían. Salíamos los jueves y viernes santos, los padres nos acompañaban a mirar los entierros.
Por mi casa, en un potrero grande, había un palo de Pízamo; los viernes santos la raiz del árbol se ponía de color amarilla luego, se iba una culebrita para arriba hasta el copo y el copo se ponía rojo hasta que la culebra bajara por el tronco y se perdiera en la raiz, y decían que aquella culebra se iba por un entierro encantado muy profundo que estaba custodiado por el diablo. Mucha gente intentó sacarlo pero nadie fue capaz.
*Miembro del grupo de adultos mayores de la vereda La Quiebra de Naranjal.